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Uso responsable de pantallas: cuidar la salud en la era digital

En la actualidad, las pantallas forman parte de nuestra vida cotidiana: celulares, computadoras, tablets y televisores están presentes en el hogar, el trabajo, la escuela y los espacios de ocio. Aunque su uso tiene muchos beneficios —como el acceso a la información, la comunicación y el entretenimiento—, un uso excesivo o inadecuado puede tener efectos negativos sobre la salud física, mental y social, especialmente en niños, adolescentes y adultos jóvenes.

Por eso, promover un uso responsable de las pantallas es clave para prevenir riesgos y fomentar hábitos saludables en el entorno digital.


Principales riesgos del uso excesivo de pantallas

  1. Problemas visuales: el uso prolongado de pantallas puede causar fatiga ocular, visión borrosa, ojos secos o irritados, y dolores de cabeza.
  2. Sedentarismo: pasar muchas horas frente a una pantalla suele ir acompañado de falta de movimiento físico, lo que aumenta el riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos.
  3. Alteraciones del sueño: la exposición a la luz azul de los dispositivos, especialmente antes de dormir, puede interferir con el ciclo natural del sueño.
  4. Impacto emocional y psicológico: en niños y adolescentes, el uso desmedido de redes sociales y videojuegos puede generar ansiedad, irritabilidad, baja autoestima o aislamiento social.
  5. Déficit de atención y bajo rendimiento escolar: cuando las pantallas no se utilizan con criterio, pueden afectar la concentración y el aprendizaje.

Recomendaciones para un uso saludable de pantallas

Estas pautas, respaldadas por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Argentina de Pediatría, ayudan a encontrar un equilibrio entre el uso de la tecnología y el bienestar:

  • Establecer límites de tiempo:
    • Menores de 2 años: evitar el uso de pantallas (excepto videollamadas).
    • De 2 a 5 años: máximo 1 hora diaria, con contenido apropiado y supervisado.
    • Mayores de 6 años: horarios limitados, con descansos y equilibrio con otras actividades.
  • Fomentar el movimiento físico diario, juegos al aire libre y actividades sin pantallas.
  • Evitar el uso de pantallas durante las comidas y antes de dormir (al menos 1 hora antes de acostarse).
  • Supervisar el contenido que consumen los niños y adolescentes y conversar con ellos sobre lo que ven.
  • Promover el uso activo y creativo de la tecnología: buscar información, aprender, crear.
  • Dar el ejemplo como adultos, ya que los chicos imitan nuestras conductas.
  • Establecer zonas libres de pantallas en el hogar, como el dormitorio o la mesa familiar.