En distintas regiones de Argentina, las jornadas de calor intenso y alta radiación solar pueden afectar la salud más de lo que parece. Para disfrutar el aire libre sin sobresaltos, conviene tener a mano algunas recomendaciones simples y efectivas.
La prioridad es mantener una buena hidratación. Con el calor, el cuerpo pierde líquidos rápidamente, por lo que es importante tomar agua a lo largo del día, incluso antes de sentir sed. Las bebidas alcohólicas o muy azucaradas no funcionan como reemplazo y pueden empeorar la deshidratación. Consumir frutas y verduras frescas también ayuda a recuperar minerales y a sostener la energía.
La exposición solar entre las 10 y las 16 horas es la más riesgosa. Si podés, evitá estar al sol en ese horario. En caso contrario, buscá sombra, usá gorra o sombrero y elegí ropa liviana, de colores claros y tejidos que permitan transpirar.
El protector solar es indispensable: FPS 30 o mayor, aplicado media hora antes de salir y renovado cada dos horas, o antes si transpirás o te mojás. No olvides áreas como orejas, cuello, empeines y labios. En niños, el cuidado debe ser aún mayor, porque su piel es más sensible y se daña con facilidad.
Si trabajás o hacés ejercicio al aire libre, reducí el esfuerzo en los momentos de mayor calor, hacé pausas en zonas frescas y prestá atención a señales de alerta como mareos, dolor de cabeza, náuseas o piel muy caliente. Pueden indicar un golpe de calor, que requiere atención inmediata.
Dentro del hogar, ventilá temprano o por la noche, usá ventiladores o aire acondicionado con moderación y evitá generar calor extra al cocinar con horno en horas críticas.
Recordá que bebés, adultos mayores y mascotas necesitan vigilancia especial: nunca deben permanecer en vehículos cerrados y siempre deben tener acceso a agua y un espacio fresco.
Con estos cuidados, es posible transitar los días de altas temperaturas de manera más segura y saludable.
La información que antecede es de carácter educativo y no reemplaza la consulta con el profesional.